Un
día, el duque en persona fue al bosque a cazar. Era el mejor tirador
de la región y todos los animales le tenían un miedo atroz. Pero el
viejo ciervo, siempre tan sabio, encontró la solución ideal.
-¿Por
qué no nos camuflamos? -dijo a los animales. Así, el duque no podrá
vernos. Cortaron ramas y hojas de árbol y se las pusieron unos a
otros de forma que se confundían perfectamente con la vegetación
del bosque.
Cuando
llegó el duque, buscó, acechó, pero no encontró en todo el bosque
ni rastro de caza. Después de varias horas, tan despechado estaba
que se marchó de allí y nunca más se ocupó de los animales del
bosque.
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anonimo cuento - 064
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