Había
una vez un rey que descubrió, por medio de su consejero, que la
carne de cierta serpiente verde tenía virtudes mágicas. Se decía
que quien comía un bocado de aquella carne mágica podía oír todo
lo que se decía a su alrededor, incluso cuchicheos detrás de una
puerta cerrada. La persona era también capaz de entender el piar de
los pájaros, el habla de los animales y el zumbido de los insectos.
El
rey ordenó a su cocinero que le asara un pedazo de esta carne de
serpiente. Pero el cocinero, que era muy astuto, hizo asar una
anguila junto con la serpiente. Él comió de esta última e hizo
servir la anguila al rey.
Apenas
había terminado esta insólita comida, cuando una mosca le zumbó al
oído:
-El
rey ha hecho encerrar en secreto a la princesa del país vecino.
Devuélvele la libertad y su padre te dará una buena recompensa.
Aquella
misma noche, el cocinero liberó a la princesa. Y el padre le dio a
su hija en matrimonio, así como la mitad de su reino.
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anonimo cuento - 064
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