Un
día la envitó el zorro a la cigüeña a comer a su casa. El zorro
hizo una especie de tortilla en un sartén grande, muy finita y
deshecha. Entonce el zorro le decía:
-¡Sirvasé,
comadre! ¡Sirvasé, comadre!
La
cigüeña picaba con su pico largo y no levantaba nada. Pero el
zorro, con la lengua y el hocico levantaba y comía bien. Después,
claro, se separaron. Terminaron el almuerzo y cada cual se jue a su
casa. Claro, el único qui había comido era el zorro.
Un
día la cigüeña lo invitó al zorro a comer a su casa. Entonce
preparó mazamorra con leche, de comida, y la puso adentro de una
botella, y la sirvió así. Entoncé la cigüeña le decía al zorro:
-¡Sirvasé,
compadre! ¡Sirvasé, compadre!
Y
el zorro quería comer y no podía. Y lambía el pico de la botella y
no podía comer. Y la cigüeña, como tiene el pico largo, metía el
pico y sacaba y comía. Y así se vengó del zorro.
Antonino
Tieri, 72 años. Azul. Buenos Aires, 1969.
El
narrador, nativo de Azul, ha sido resero y puestero y conoce todos
los trabajos del campo.
Oyó
el cuento en los fogones de reseros.
Cuento
655. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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