Había
una vez una vieja solterona que tenía como única compaña un loro y
un gato. El loro era muy hablador. Esta vieja acostumbraba a ir todos
los días a misa. Un día que ella estaba ausente, pasó un carrero
gritando:
-¡Leña!...
¡Quién compra leña! El loro le gritó:
-Bajelá.
El
leñatero bajó la leña.
En
ese momento llegó la vieja y le dijo si quién le ordenó que baje
la leña. Él le dijo que de adentro le gritaron.
-Estas
son cosas del loro -gritó enojada.
Pagó
la leña sin querer.
Fue
directamente al loro y lo castigó. Éste se escondió debajo de la
cama. Fue la vieja a la cocina y vio que el gato derramó la leche
sobre el fogón. Lo castigó y también fue a esconderse debajo de la
cama.
Estaban
los dos animalitos muy tristes, entonces le dice el loro al gato:
-¿Y
vos también comprastes leña?
Como
el gato no sabía hablar, se terminó el cuento.
Ignacia
Páez, 60 años.
El
Tajamar. Capital. La Rioja, 1950.
Cuento
781 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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