Un día, mientras avanzaba distraída alejándose de la
orilla, comiendo deliciosas hojas de las plantas que encontraba por el camino,
la tortuga de agua se perdió. Era un día caluroso. De pronto se dio cuenta de
que estaba a mucha distancia del agua y no le sería nada fácil regresar.
Afligida, se refugió a la sombra de un árbol y se echó a llorar, pues temía por
su vida.
Coyote pasaba por ahí, hambriento como siempre. Cuando
vio a la tortuga, se sintió feliz.
-¡Tortuga, qué alegría verte por aquí! Voy a encender
el fuego, te cocinaré y te comeré.
-Qué ignorante -dijo la tortuga de agua con desprecio.
¿No sabes que las tortugas estamos hechas a prueba de fuego? Solo conseguirías
ensuciar mi caparazón.
-Entonces te pondré boca arriba al sol. Pronto
morirás, se abrirá la parte más blanda de tu caparazón, la que recubre tu
tripa, y comeré tu deliciosa carne.
-Qué estúpido -dijo la tortuga. Un coyote
adulto como tú, y no sabes que el sol me hace bien y mi caparazón no se abre si
yo no quiero.
-Entonces treparé a una colina y te arrojaré desde
allí contra las piedras de abajo. ¡Tu caparazón se romperá en mil pedazos y te
comeré!
La tortuga estalló en carcajadas, como si hubiera
escuchado la mejor broma de su vida.
-Eres el tonto más tonto del mundo. Solo conseguirás
convertir las rocas en guijarros. Mi caparazón es mucho más duro que cualquier
piedra.
-Entonces -dijo Coyote, furioso- te arrojaré al
arroyo. ¡Morirás ahogada, tu caparazón se disolverá y te comeré!
La tortuga lanzó un alarido de horror.
-¡Nooooo! ¡Por favor, te lo ruego! ¡Puedes hacerme
cualquier cosa menos esa! ¡Te ruego por lo que más quieras que no me tires al
agua!
-Ya es tarde -dijo Coyote. ¿Quién es el tonto ahora?
Ridícula tortuga, te delataste a ti misma. ¡Al agua contigo!
Coyote levantó a la tortuga de agua con sus mandíbulas
y la llevó trotando lo más rápido que pudo hasta el arroyo, arrojándola al
agua.
La tortuga, por supuesto, se alejó nadando a toda
velocidad y, en cuanto se sintió a una distancia tranquilizadora, sacó la
cabeza del agua para agradecerle a Coyote.
-Querido Coyote -le dijo. Gracias por traerme a casa,
me salvaste la vida.
Y se fue nadando, muy tranquila y feliz.
0.011.1 anonimo (america-hopi) - 059
No hay comentarios:
Publicar un comentario