El peludo son compagre
con el zorro, pues.
Y para
al lau la yeguada. Y echa un pial el peludo, y se entra la casa, la cueva. Y
mataron la yegua. Y comieron. Después echó yeguas el peludo y enlazó el zorro.
Y echa
un pial el zorro. Bueno. Enlazó el zorro y disparó la yegua. ¡Caramba!, el
zorro no alcanzó agarrarse la casa, no alcanzó entrar, y lo llevó la yegua. Y
lo llevó con lazo y todo. Redau él. Y güeno, y le dice el peludo:
Se bajó
del caballo el peludo y lo sacó al compagre. Y se jue la yegua. Al último no lo
carnearon nada.
Y bajó la yegua. Bueno.
Ya pegó el grito el zorro:
Bueno,
cuando bajó, pasó. Echó un pial, pues, el peludo y se entró en la casa que va
derecho y tiene que doblá, así, una güelta. Y enlazó. Y carnian. Sacan matambre
y asau. Un pión tenían que haga asau.
Y dice
que se jue despacito, el zorro. Ya no se veía el peludo, 'taba durmiendo el
peludo. Lo sacó mal. Había un perro pastoriando la carne. Cuando llegó a la
casa lo corrió el pastor, el perro. Y no volvió más.
José Evaristo Sura,
43 años. Catán-Lil. Neuquén, 1954.
El narrador,
indígena, habla el mapuche, su lengua materna. Es analfabeto. El cuento
documenta el español que habla un araucano que no ha concurrido a la escuela.
Cuento 283. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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