El tigre y el zorro eran enemigos.
Andaban tirandosé siempre. El tigre lo perseguía al zorro y el zorro li hacía
las escapadas y li hacía picardías a cada momento. El tigre se llamaba Ildefonso
y el zorro se llamaba Juan.
Es que un día andaba por cazar el
tigre. El zorro andaba cerquita. Es que el tigre 'taba junto ande tenían que
tomar agua los animales del campo.
-Tío Ildefonso, áhi vienen las
vicuñitas,
vienen al agua. Yo le voy hacer que pille. Hagasé el muerto. Ya le voy hacer
pillar una.
Vicuñitas, vengan al agua que el
tigre si ha muerto. Chiqui, chiqui, chi. Vicuñitas vengan al agua que el tigre
si ha muerto. Chiqui, chiqui, chi.
Las vicuñitas creyeron y fueron al
agua. Habían estau en l' orillita. Cuando han acordau, ya lo cazó una. Áhi no
más lo mató. Y se puso a carniar y a comer. Y ha venido el zorro y se sentó a
mirar. Y nada, el tigre comía y comía y no le convidaba. Y al fin le dice,
despacito:
El zorro había juntau un montón de
bumbulitos,
de esos que hacen ruido, y los había puesto en la vejiga, bu... bu... bu...
hacían. Y despacito se lo ató a la cola del tigre. Y es que le grita:
-Tío, tío, mire, tío Ildefonso,
dicen que viene un ejército, con todas las armas, viera usté. Tío, oiga el
ruido de las armas.
Y claro, el tigre había salido
disparando. Y que ya lejos dice:
María Adela Oviedo de Nieva, 68
años. Santa Rosa. Tinogasta. Catamarca, 1970.
Lugareña
rústica. Buena
narradora.
La narradora relata las aventuras
del tigre y el zorro como cuentos independientes y así los consignamos aquí.
Cuento 123. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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