Después de muchas picardías que el
zorro le había hecho al tigre, y se le dispara siempre, el tigre logró
agarrarlo. Ya el tigre 'taba en una playita para matarlo al zorro. Y entonce le
dice el zorro:
-Mire, tío tigre, no me mate
todavía. Aquí cerca hay una viejita que tiene en el juego una olla de locro
y 'stá riquísimo. Vamos a comer primero y después me mata.
Y el tigre dijo que güeno y se
jueron. Y llegaron al ranchito. La viejita se había ido a la leña y 'taba solo
el ranchito. Y en el juego 'taba una olla de locro, hirviendo. A los
borbollones hervía el locro. Se les hacía agua la boca al tigre y al zorro, de
ver este locro especito y ya cocido.
-Güeno -le dice el zorro. Entonces,
¿no quiere que yo le eche a usté en la boca con el cucharón y usté m'echa
después?
Y abrió la boca el tigre y el zorro
l'echó un cucharón lleno de locro hirviendo y lo quemó vivo.
Francisca Lucero, 17 años. Villa
General. Roca. Belgrano. San Luis, 1930.
Muchacha de pueblo que trabaja como
sirvienta. Ha cursado la escuela primaria comarcana.
Cuento 153. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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