Otra vuelta el tigre lo encontró al
zorro friyendo pescado arriba di un árbol. Y le preguntó que cómo había subido.
-Y, con la cabeza pa abajo -dice.
Suba mi tío, le voy a convidar. Están riquísimos estos pescados. Los acabo de
pescar en el río. Suba, no tenga pereza. No se va arrepentir.
Y subió. Cuando iba subiendo le
echó la grasa caliente en la cola. Se bajó el tigre y el zorro se le volvió a
escapar otra vez. El tigre, quemado vivo, bramaba de dolor y rumbió pa las
casas, para que lo curara la tigra. La tigra lo curaba y le decía cómo le
creiba al zorro que es tan mentiroso.
Sanó el tigre y lo salió a buscar
al zorro pa matarlo. Y hasta la fecha lo anda buscando, pero el pícaro se le
dispara siempre.
Esteban Pérez, 70 años. Viale.
Nogoyá. Entre Ríos. 1970.
El tema del cuento es, en realidad,
del mono y el tigre, atribuido aquí al zorro. Nuestro zorro no trepa a los
árboles.
Cuento 230. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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