El tigre le andaba persiguiendo al
zorro.
Y bueno, ya lo encuentra al zorro y
le corre. Y cuando le lleva muy cerquita, el zorro entró en una cueva. Entonce
ahí le llega el tigre y le agarra de la cola. Y el zorro le dice:
-¡Tire no má tío, que no me va
sacá! Que es la raíz del árbol que agarraste creyendo que era mi cola.
Y entonce el tigre le larga y el
sobrino Juan entra hasta el fondo de la cueva. Y no sabe cómo sacale. Entonce
que iba pasando el carancho, que le decían don Alcaraz. Entonce le llama el
tigre. Y entonce le dice el tigre.
-Mire don Alcaraz, quedate a
cuidale aquí a mi sobrino Juan, que no vaye a salí. Yo voy a ir a buscar una
pala.
Y entonce se quedó don Alcaraz. Se
alistaba a la puerta de la cueva. Y entonce el carancho se asomaba a vichearle al
zorro para ver si estaba adentro. Y entonce el zorro le dice de adentro:
Y claro, el pobre carancho se
agachó a mirar la cueva. Y como don Juan era muy letrado agarra un puñado de
tierra y le tira en lo ojo al carancho. Y cuando le cerró lo ojo del carancho
con tierra, don Juan salió a disparar.
Cuando vino el tío con la pala, le
encuentra a don Alcaraz ciego y con el cuento no más que se había escapado Juan
el Zorro.
Damián Sanabria, 36 años. Parada
Labougle. Monte Caseros. Corrientes, 1959.
Campesino de la comarca, iletrado.
Buen narrador.
Cuento 170. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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