El Gallo Pelau llega en
una casa. Y lo ve la señora. Y empezó a buscar como si tuviera sé, como si
tuviera hambre, ¿no? Pechaba los tarros y buscaba.
-¡Ah!
vean ese animalito que ha llegau áhi. De dónde vendrá -dice- muerto de sé y de
hambre. Tirenlén máiz, hijas -dice.
Bueno,
lo sacan de áhi. La panza diz que era, cómo sería, po, ¿no? de grande de tanto
que había comíu.
-Echenlón
áhi, a ese gallo. El gallo éste debe ser el diablo -diz que les dice la señora-
¿no? Porque cómo va a acabar el máiz de la pirgua. No puede ser.
Bueno. Lu han corríu,
¿no?
Ha
ido, se ha agachau en el río a tomar agua. Diz que lu ha hecho secar al río
¿no? Lu ha hecho secar al río, ¿no?, y se ha vuelto de allá. Viniendo diz que
les ha largau l'agua, áhi. Y diz que los ha llevau l'agua con gallinas, con
cabritos, el balerío no más.
Y diz
que los había arríau l'agua. Agarrandosé de los árboles, se quedaron la gente,
pero todo les había llevau el río. A otros por áhi los había largau el río,
haciendo secar todo.
Rita Vera de
Barrionuevo, 91 años. Santiago del Estero, 1970.
Oyó este cuento de
niña, en Copo, a don Simón Padilla, que le llamaban el abuelo Simón; un viejo
guerrero del Paraguay, que sabía muchísimos cuentos.
Cuento 388. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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