Quesque
había una vez un gallito que era pelao y que le llamaban así, el Gallito Pelao,
que si había ido pa las fiestas de Sumalao. Que antes de llegar al río de las
Cuevas que li había salío un zorro y que le dice:
y tranquesé con un palito.
Y el
zorro si había entrao por trasito y se había trancao con un palito. Y había
seguío caminando el Gallito Pelao. Y había encontrao un león que le dice:
y tranquesé con un palito.
-¿Y pórque no me lleva
en su compañía?
y tranquesé con un palito.
Siguiendo
su camino, el Gallito Pelao, que se encuentra enseguida con un río crecido, y
que el río le dice:
y tranquesé con un palito.
Después
de mucho andar con sus amigos, que los cargaba en la pancita, llega el Gallito
Pelao a Sumalao. Llega con mucho hambre. Se va a una casa di una gente muy
rica, y se llega a un mortero y se pone a comer afrecho. La dueña de casa que
era muy mala, cuando lo ve, lo corre a palos, y lo echa al gallinero pa que lo
maten a picotazos las gallinas y los gallos. Todos lo picaban que ya lo mataban
al Gallito Pelao, y él pensó que se la iban a pagar.
Y así
había hecho el zorro. Había muerto a todas las gallinas. Al otro día viene la
dueña de casa y cuando ve este perjuicio, lo corre a palos al Gallito Pelao, y
lo echa al corral de las vacas pa que lo maten. Entonce dice el Gallito Pelao:
Cuando vino la dueña de
casa, el león no había dejado vaca viva, y ella, más enojada le volvió a dar
palos al Gallito Pelao, y lo echó al corral de los potros pa que lo maten.
La
dueña de casa vino al otro día y cuando vio a los animales muertos, le dio más
palos al Gallito Pelao.
El
Gallito Pelao como recibía cada vez más palos, y como ya no estaba dispuesto a
sufrir tanto, a la noche, cuando todos dormían, se saca el palito de trasito y
dice:
Y la
creciente llevó la casa y la dueña y todo lo que ella tenía. Y mientras l'agua
corría, el Gallito Pelao comía la plata que había en esa casa que era mucha,
mucha, mucha.
Después,
el Gallito Pelao se despidió de sus amigos y volvió a su casa. Y contó todo lo
que había sufrido. Y como había tragado tanta plata, en cada canto el Gallito
Pelao tiraba plata por trasito, y los dueños se pusieron ricos, y estaban muy
contentos con el gallito. Y así vivieron siempre, ricos y contentos, y felices
con el Gallito Pelao que echaba plata.
Y entra por un zapato roto
para que usté me cuente otro.
Antonio Aguirre, 70
años. La Estancia.
Belén. Catamarca, 1951.
Nativo del lugar.
Muy buen narrador.
Cuento 392. Fuente:
Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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