Dice que había una vez
un matrimonio de viejitos y que tenían un triguito. Querían segarlo. Y eran muy
pobres. Habían hecho la minga
y tenían que darles de comer. Sólo tenían un gallo pelau.
-¡Ay,
vieja! -que le dice esa noche, mañana guá tener que carniar el gallo éste,
pelau, para hacer una cazuela. Qué más les vamos a brindar a todos los hombres.
Ya que no nos cobran, dice, darles de comer siquiera.
Y el
gallo había estado escuchando. Cuando si habían dormido, si había ido a rodar
tierra. Si había ido y ya caminó lejos. Va y lu encontró al zorro.
dandomé de varillazos
por los canillazos.
tapate con un palito.
Si
había entrau, en la misma forma, el tigre. Si han ido. Iba pesau el Gallito
Pelau. Habían ido a la orilla del río, a la banda del frente de la gran fiesta.
Se vían las fogatas, luces... Y di áhi no podía pasar. Si había puesto, dice,
la cabeza contra la corriente, había abierto el pico y había tragado al río. Y
se vino, dice. Qui iba la panza enorme. El capataz, dice, el administrador de
la estancia ande eran las fiestas, lu había visto a este gallo tan fiero, dice,
pelagiau, el tipo. Todo que tenía de malo.
-Andá,
echalo al gallinero de los gallos de riña, dice, pa que lo liquiden al tipo. Si
no éste va a venir a meter bulla, que canta, ha de molestar.
Qué,
dice que los gallos de riña, bravos, apenas ha entrado se li han venido al
humo. Y había abierto el pico, dice y había cambiau el río pa atrás y lu había
sacau al zorro y les había largau.
Descansando,
descansando, que los comía.
Había
ido, dice, el peón, y si había dado con que todos los gallos de riña 'taban
muertos y el gallo lo más vivo, meta cantar. Viene y le avisa. Dice:
-¡Ay!
-dice. Ahora lo llevás pal corral de las vacas. Áhi que lu hagan sonar
pisotiando. Áhi que lo deshagan.
Lu
había llevau y lu había tirau en el corral de las vacas. Y es que las vacas
habían empezau a olfatiarlo de lejito y arrimarse, dice, y una a tirarle
cornazos. Y áhi les había largau el tigre.
¡Qué!,
el tigre, dice, les había pegau un susto y habían rajau las vacas. Habían hecho
pedazo el cerco. Y había muerto unas dos y había comíu.
Había calentado el
horno. Dice que ya 'taba caliente de los churrascos y de las empanadas al
horno. Ya 'taba caliente. Había brasas. Li había metíu más fuego y lu habían
hecho arder. Y dice, que lu había agarrau y dice:
Y li
había largau el gallo, dice, le había largau la creciente. Y que se los vía,
dice, que manotiaban todos los de la fiesta. Los que habían ido a divertirse
que habían salido burlados, dice. Unos augados, otros sucios. Y así...
Que
había tráido las ovejas del tigre y las gallinas del zorro que tenía reunidas.
Las había engañau que las iba a salvar, que todos habían muerto. Todas si
habían ido con él. El viejo dice:
Perfecto Bazán, 49
años. Belén. Catamarca, 1968.
Cuento 389. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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