Había una viejita muy
pobre que tenía una sola gallinita. Un día la gallinita puso un huevito. Se
enclocó y al tiempo nació un pollito pelado con una patita di oro. Eso era una
fortuna pala viejita, pero un día cuando el pollito era un gallito, pasó el Rey
y le dijo a la viejita que le tenía que dar esa patita di oro pa que la vieran
en el palacio como una novedá. Le prometió traerla prontito. La viejita como
era el Rey, le sacó la patita di oro al gallito y lo dejó con una sola patita.
El
Gallito Pelado andaba a los saltitos y se cansaba mucho. Como el Rey no volvía,
un día le dice el gallito a la viejita:
-Ande
va ir m' hijito, me lo van a comer los animales feroces. Usté no puede disparar
ni subir a los árboles con una sola patita -le dice la viejita.
La
viejita l' echó la bendición y el Gallito Pelau se jue por el camino. Por áhi
cerca se encontró con un zorro, y el zorro le dice:
El zorro se dentró y
siguió camino el Gallito Pelado.
Al
otro día llegó el Gallito Pelado al palacio del Rey. No lo dejaban dentrar los
sirvientes del Rey cuando lo vieron tan panzón y raro al gallito que andaba con
una sola patita. Entonce el gallito le hizo decir al Rey que venía a buscar su
patita di oro. Entonce el Rey dice:
-Echen
ese gallo pícaro pa que duerma en el gallinero y pa que lo maten a picotones
los gallos de riña y las gallinas.
Lu
echaron al gallinero. En cuanto lo comenzaron a picar los gallos y las
gallinas, el Gallito Pelado les soltó el zorro. El zorro los mató a todos,
comió lo mejor y se jue después que se despidió del gallito pelado.
Al día siguiente el Rey
se enojó muchísimo y dijo que a la noche lu echen al Gallo Pelado al corral de
cabras. Y di áhi lu echaron a la noche al corral de cabras. El gallito lu habló
al lión y le dijo:
Al
otro día el Rey muy enojau mandó a encender un horno muy grande que tenía pa
echar al Gallito Pelado. Y di áhi, cuando tuvo el horno bien colorado lu
echaron al gallito. Áhi largó el río. El río inundó todo el palacio y se llevó
al Rey y a toda la gente. El gallito quedó dueño del palacio, encontró su
patita di oro y se la puso. Entonce quedó muy rico y mandó trair a su mama
vieja y vivieron muy felices.
Ramona Saguas, 90
años. El Horno. Vinchina. Genera Sarmiento. La Rioja , 1950.
Lugareña iletrada.
Muy buena narradora.
Cuento 394. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
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