Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 8 de diciembre de 2013

La zorra y la bandurria .25

Qu' era una bandurriaque tenía dos pichones, y había una zorra qu' era su comadre. La zorra nu hallaba modo de comerse los pichones. La madre no los desemparaba nunca.
Un día, inventó la zorra de convidarla que juera la bandurria pa la casa d' ella, a almorzar con ella. Y ya llegó a la mañana y la convidó. Y que le contesta la bandurria:
-¡Que voy a ir, comadre! ¿Y mis hijitos, con quién los dejo?
-¡Pero, comadre! -que le dice la zorra. ¡Cómo no va a ir, cómo me va a despreciar así! A sus hijitos los deja dormiditos y va.
Y al fin, tanto la rogó, que le dijo:
-Voy a ir, comadre.
Y al fin jue. Ya cuando llegó la bandurria, la zorra la recibió muy contenta, y echó sobre una piedra un poco de comida, y le dijo:
-Vaya sirviéndose, comadre, ya vuelvo, voy a invitar a otros.
Y salió muy apurada. Y a todo esto, se jue derecho y se comió los pichones y vino en un momento. Estuvieron un rato, y ya la bandurria se jue.
-Voy a ver mis hijitos -que dijo.
Cuando llegó, no halló ningún hijito la bandurria. Pero ella pensó en seguida en la zorra.
-¡Ah, bien me parecía! -dijo- que mi comadre tenía mala inten-ción.
Y se puso a llorar. Lloró todo el día sin consuelo.
Al otro día, va la zorra a la mañana a saludarla. Y la halló llorando y le dice:
-¡Buenos días, comadre! ¿Pórque está llorando?
Y la bandurria le dice:
-¿No le decía yo que no podía dejar mis hijitos?... Me los ha comido algún bicho.
-¡Pero, comadre! -le decía la zorra, lo siento muchísimo, y es por causa mía.
Y que la consolaba en toda forma.
La bandurria se dejaba consolar, pero entre de ella decía:
-¡Ya vas a ver! ¡Ya me la vas a pagar!...
Un día, que le dice la bandurria a la zorra:
-Mire, comadrita, tengo una fiesta, la convido, va a haber una gran comilona.
-Bueno, comadre, ¿y ande es eso?
-Son unas bodas en el cielo.
-¡Pero comadrita! ¿Cómo voy a ir yo? Usté sabe volar, pero yo, ¿cónque voy a volar?
-¡Uh, comadrita, es lo más fácil! ¡Yo la voy a llevar apacho! Venga, ensayemos. Suba apacho, comadre, pa que vea que vamos a ir muy bien. Venga, suba.
Y ya voló la bandurria con la zorra arriba. La bandurria que volaba suavecito, y que la zorra decía:
-¡Qué lindo, comadrita!
Y que quedó contentísima la zorra y que no hacía otra cosa que esperar que llegara el día para ir a las bodas en el cielo. Y ya llegó el día. Tempranito iban a salir. La zorra estaba apuradísima. Y vino la zorra y subió apacho, y se jueron.
La bandurria volaba suavecito, y comenzó a encumbrarse, a encumbrarse, y ya cuando iba a una altura grande, comenzó a hacer gambetas. Y la zorra comenzó a gritar:
-¡Ay, comadre! ¡Ay, comadrita, que me caigo! ¡Ay, que me caigo! ¡Por vidita suya, paresé!
En una de ésas, ya di una altura muy grande, ya la despidió no más. Y ya cuando venía en el aire, que la zorra gritaba:
-¡Pongan colchones! ¡Pongan colchones!
Y que la bandurria decía:
-¡Tomó! ¿Te gusta comer pichones? ¡Comé ahora!
Y cuando llegó abajo s' hizo tira del golpazo, la zorra.

Juan Lucero, 60 años. El Durazno. Pringles. San Luis, 1946.

Variante del robo artero de los polluelos, en la que entran motivos del convite y de la fiesta en el cielo.

Cuento 25. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini

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