Qu' era una bandurriaque tenía dos pichones,
y había una zorra qu' era su comadre. La zorra nu hallaba modo de comerse los
pichones. La madre no los desemparaba nunca.
Un día, inventó la zorra
de convidarla que juera la bandurria pa la casa d' ella, a almorzar con ella. Y
ya llegó a la mañana y la convidó. Y que le contesta la bandurria:
-¡Pero, comadre! -que le
dice la zorra. ¡Cómo no va a ir, cómo me va a despreciar así! A sus hijitos los
deja dormiditos y va.
Y al fin jue. Ya cuando
llegó la bandurria, la zorra la recibió muy contenta, y echó sobre una piedra
un poco de comida, y le dijo:
Y salió muy apurada. Y a
todo esto, se jue derecho y se comió los pichones y vino en un momento.
Estuvieron un rato, y ya la bandurria se jue.
Cuando llegó, no halló ningún hijito la
bandurria. Pero ella pensó en seguida en la zorra.
-¡Uh, comadrita, es lo
más fácil! ¡Yo la voy a llevar apacho!
Venga, ensayemos. Suba apacho, comadre, pa que vea que vamos a ir muy bien.
Venga, suba.
Y ya voló la bandurria
con la zorra arriba. La bandurria que volaba suavecito, y que la zorra decía:
Y que quedó contentísima
la zorra y que no hacía otra cosa que esperar que llegara el día para ir a las
bodas en el cielo. Y ya llegó el día. Tempranito iban a salir. La zorra estaba
apuradísima. Y vino la zorra y subió apacho, y se jueron.
La bandurria volaba suavecito, y comenzó a
encumbrarse, a encumbrarse, y ya cuando iba a una altura grande, comenzó a
hacer gambetas. Y la zorra comenzó a gritar:
En una de ésas, ya di una
altura muy grande, ya la despidió no más. Y ya cuando venía en el aire, que la
zorra gritaba:
Juan Lucero, 60 años. El
Durazno. Pringles. San Luis, 1946.
Variante del robo artero
de los polluelos, en la que entran motivos del convite y de la fiesta en el cielo.
Cuento 25. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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