Una güelta don Juan el Zorro le quería comer
los pichones a la palomita y le dijo que iba a subir al árbol ande tenía el
nidito. La palomita lloraba y lloraba. El casero pasó por ese lugar, la consoló
a la palomita y le dijo que el zorro no le podía comer los pichoncitos porque
no podía subir a los árboles.
Ya se enteró el zorro de
todo y comenzó a perseguirlo al casero hasta que un día lo encontró descuidado
y lo cazó. Lo llevaba en la boca pa comerlo cuando lo vieron los pájaros del campo y comenzaron a decirle a don Juan que lo largue
y gritaban como
locos:
-¡Don Juan ha cazao al
casero! ¡Pobre caserito tan bueno! ¡Largueló, don Juan! ¡Largue el casero, don
Juan Zorro!
-¡Digalés, don Juan, que
yo soy suyo y que a ellos qué les importa! ¡Digalés, digalés, don Juan Zorro!
El zorro no se dio cuenta
de la mala jugada y abrió la boca para retarlos a los que se metían en sus
cosas, y en ese mismo momento se voló, y don Juan se quedó muerto de rabia y
sin la presa.
Lo empezó a hablar y a
decirle que era una broma, pero, el casero que lo conocía, se puso a cantar de
contento arriba de un árbol y después se voló lejos.
Ramona Andrea Quiroga,
55 años. Campo de los Zapallos, Santa Rosa , Santa Fe , 1951.
Campesina que ha
concurrido a la escuela primaria. Aprendió el cuento de la madre, que era buena
narradora.
Cuento 31. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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