Una vez había una boda
en el cielo. La aves que vuelan alto habían sido invitadas. Si han empezado a
juntar a la orilla de una laguna. Y han dicho que iban a bailar y a cantar y a
comer mucho. Ha oído el sapo, y como tiene fama de cantor, ha querido ir para
cantar y bailar. No sabía cómo hacer. Áhi ha visto que l'águila, como es
guitarrera, ha dejado un ratito la guitarra en el suelo. Áhi si ha ido
despacito y se ha metido en la caja de la guitarra. Ya se convidaron y han
empezado a volar, las invitadas a la fiesta. El sapo iba calladito, de miedo
que lo descubran.
Han
llegado al cielo y si han estado sentado en las mesas, llenas de las mejores
comidas. El sapo ha salido di adentro de la guitarra y si ha presentado y si ha
sentado en un lugar de la mesa. Las aves no podían crer que el sapo estuviera
en el cielo, ese bicho tan sucio. No es nada eso. Empezó a comer el sapo y
salpicaba para todos lados, y escupía, y a un invitado le tapó el ojo, y a
otros les dejó el traje llenos de salpichines,
y hasta quiso cantar. S'hizo un alboroto y el sapo se tuvo que levantar de la
mesa, encrespado
y algo machado. Los demás lo miraban y ya vieron que se metía en la caja
de la guitarra de l'águila. Y le previnieron al águila.
Entonce
se despidieron y l'águila se acomodó la guitarra en la espalda con la boca para
abajo. En cuantito empezó a volar, el sapo, cayó en el aire, y las volteretas
venía. Cuando ha ido llegando a la tierra ha empezado a gritar:
Mas,
cayó entre las piedras, y se llenó de lastimaduras. Y di áhi vienen las manchas
del sapo, de las cicatrices, y gracias que vivió.
Antenor Sánchez, 73
años. Chicoana. Valle de Lerma. Salta, 1954.
Gran narrador.
Cuento 534. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 030
No hay comentarios:
Publicar un comentario