La palomita estaba en el
árbol, en su nido, con sus pichoncitos. Y viene la zorra y le dice que le dé un
pichoncito, que 'taba con mucho hambre. Y ella no quería darle sus hijitos.
Entonce l'amenaza, que va a subir al árbol y le va a comer los pichoncitos y a
ella. Entonce ella, como
inocente que es, saca un pichoncito y se lo tira para que no los coma a todos.
Y se pone a llorar. Llora y llora. Y entonce la caserita como es tan viva viene y le pregunta por qué
'tá tan triste, pórque llora. Y le dice ella que ha venido la zorra y le ha
pedido un pichoncito, y que la ha amenazado que si no le da uno, sube y le come
al otro y a ella también. Entonce le dice la caserita:
-Qué inocente sois vos,
palomita. Si los zorros no suben a los árboles. Y va a volver porque es muy
pilla. No le des ninguno. Decile que suba al árbol no más.
Y vuelve la zorra y le
dice que le dé el otro pichoncito, que tiene hambre, y que si no, va a subir al
árbol y la va a comer a ella.
-¡Ah! -le dice, éstas no
son vivezas tuyas. Ésta es la caserita la que te ha avisado, pero ya me la
pagará.
Un día andaba la caserita
muy coqueta picando barro, a la orilla di un arroyo y la zorra l'andaba
espiando para cazarla. Y ella ya se pone a hablarla y a alabarla.
Y entonce ella por ser
educada, ya por atenderla a la zorra, se da vuelta y áhi l'agarra. Y la zorra
la llevaba en la boca no más sin mascarla, y la caserita grita y grita. Y todos
los pajaritos que la querian mucho a la caserita le gritaban a la zorra y le
revolotiaban encima:
Y la zorra que ya 'taba
aturdida con tanto grito, qui abre la boca para decirles qué les importa, y áhi
se vuela la caserita. Y se asentó bien arriba. Y así se salvó. Y fue más viva
la caserita que la zorra.
Eloísa Martínez de
Ponce, 81 años. Tulumba. Córdoba, 1952.
Lugareña semiculta. Muy
buena narradora.
Cuento 26. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 030
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