Una vez,
el cojo dijo al ciego:
-Vámonos
a robar.
Le
contestó el ciego:
-¿Cómo
vamos a hacerlo?
-Cogemos
un cesto y nos vamos a una palmera a robar dátiles. Yo te acompañaré hasta el
pie de la misma, me subiré arriba, cogeré el racimo y lo sacudiré para que los
dátiles caigan en el cesto. Cuando esté lleno me avisas, bajo corriendo y nos
vamos a hartarnos de dulces dátiles.
El ciego
asintió, pensando que era un magnífico plan.
Llegaron
junto a la palmera elegida y en el momento en que el cojo iba a coger el racimo
de dátiles, resbaló y cayó en el cesto. El ciego lo cogió y dijo:
-¡Basta,
basta! ¡Vámonos rápido!
Y se fue
cargando con el cesto.
051 Anónimo (saharaui)
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