Había
una vez dos hermanas que estaban casadas con dos her-manos y viajaban siempre
juntos, en el mismo frig.
Un día
los hombres tuvieron que marcharse de viaje, dejando a las dos hermanas
acampadas solas. Ellas estaban embarazadas y, antes de partir, sus maridos les
dijeron:
-Si dais
a luz mientras nosotros estamos ausentes y nacen dos niños o dos niñas podréis
seguir juntas. Pero si una tiene un niño y la otra una niña deberéis separaros,
una hacia el Este y la otra hacia el Oeste.
Una de
las hermanas tuvo un niño y la otra una niña. Estaban muy afligidas porque,
según les habían ordenado sus maridos, debían separarse y se querían demasiado
para estar la una sin la otra.
-¡Oh,
hermana mía! -dijo la madre del niño-. Cuando nuestros maridos vean los hijos
que les hemos dado nos separarán. ¿Qué podemos hacer para seguir juntas?
-Creo
que he encontrado una solución -contestó la madre de la niña-, podemos educar
a nuestros hijos como si fueran dos niñas, les hacemos juguetes de niña, los
vestimos igual... y así quizá nuestros maridos no se den cuenta.
Así lo
hicieron. Al niño lo llamaron Nehry Bugam y a la niña, que era muy hermosa,
Dayesmus, que significa «luz de los soles».
Regresaron
los maridos de su largo viaje y estuvieron muy contentos al conocer a sus
hijas. Entregaron a cada un de ellas una sortija muy especial, diciéndoles que
nunca deberían separarse de ella. Pasaron los años y éstas fueron creciendo
juntas.
Uno de
los hombres había observado que en los juegos no se comportaban igual, pues una
de las niñas era más fuerte que la otra y acostumbraba a pegarla y a empujarla
más. Contó a su hermano sus sospechas de que una de ellas fuera un niño y
trazaron un plan.
Invitaron
a jugar a los demás niños del frig y
les hicieron cavar unos pozos en la arena. Avisaron a un chiquillo que merecía
su confianza para que no se alejase mucho de las niñas y escuchara bien todo lo
que decían.
Antes de
empezar el juego, uno de los hermanos llamó a su hija y le dijo:
-No te
dejes pegar más por tu prima. Cuando vuelva a hacerlo la empujas dentro del
pozo y no la saques por mucho que te suplique...
Mientras
duraba el juego una de las niñas empujó a la otra dentro y ésta le pidió:
-Por
favor, prima, hija de mi tío, no me dejes aquí.
Pero la
otra se alejó sin hacerle ningún caso en busca de su padre.
Los dos
hermanos habían preguntado al niño lo que las chiquillas habían dicho y éste se
lo contó.
Fueron a
ver a sus esposas y les ordenaron que dijeran la verdad, pues de lo contrario
no sacarían a la niña del pozo. Las dos hermanas les contaron lo sucedido y les
suplicaron que las dejasen seguir juntas.
-Nos
habéis engañado -respondieron- y tal como os dijimos, deberéis separaros.
Los
padres de Dayesmus se marcharon con ella hacia donde se pone el sol. Esta se
alejó de su primo con gran tristeza.
Los
padres de Nehry Bugam se quedaron donde estaba acampado el frig. Pasaron los días y Nehry Bugam estaba cada vez más melancólico,
no hablaba, no quería comer... sólo se acordaba de Dayesmus y la echaba mucho
de menos.
Su padre
procuraba aliviarle la tristeza con todos los regalos que pudiera desear,
incluso con el caballo más hermoso. Pero no sirvió de nada. Seguía tan triste
como siempre.
Llegó a
traerle un santón por si podía curarle su mal, pero tampoco sirvió de nada. Su
tristeza seguía igual.
Una vez
alguien le aconsejó que fuese a ver a una hechicera. Esta le dijo que debía
matar dos cabras, una rolliza y otra flaca y preparar su carne junta en el
interior de una venia nueva y ella se quedaría observando desde fuera lo que
hacía.
Vio que
cuando tomaba un trozo de la cabra rolliza lo apartaba y se lo dedicaba a
Dayesmus. Si cogía un trozo de la cabra flaca se lo comía él.
Luego
fue a contarle al padre las preocupaciones de su hijo y así éste supo el motivo
de su tristeza.
El padre
decidió emprender un viaje para averiguar el paradero de la familia de su
hermano. Y tras una laboriosa búsqueda logró la información que deseaba.
Supo que
su hermano era el jefe de una próspera comarca, fértil y bonita. Para llegar a
ella había que superar muchos peligros, y para vivir allí también se tenían
que correr muchos riesgos. Le contaron que había una enorme serpiente de siete
cabezas, que exigía el pago de una joven doncella a cada familia para seguir
viviendo en aquel lugar, y que no había nadie capaz de vencerla.
Regresó
a su casa y encontró a Nehry Bugam que había juntado siete animales, un
avestruz, un camello y un caballo para montar, un camello y una camella
jóvenes, un perro y un cuervo y los estaba adiestrando. Se alegró mucho del cambio
operado en su hijo, pero no le contó nada de su viaje.
Al cabo
de un tiempo, Nehry Bugam supo todo sobre el paradero de su prima y decidió
marchar en su busca, acompañado de sus siete animales.
Tras un
largo camino, llegó a un uad lleno de
serpientes y víboras. Nadie se había atrevido jamás a cruzar por él. Nehry
Bugam las saludó diciéndoles:
-¡Alá es
grande!
Correspondieron
a su saludo preguntándole:
-¿Qué te
trae por aquí, Nehry Bugam?
-Os lo
voy a contar ahora mismo si me abrís camino.
Éstas le
dejaron paso y Nehry Bugam atravesó el uad
engañán-dolas, sin contarles nada.
Siguió
su camino llegando a dos montañas que estaban muy juntas y debía pasar entre
ellas. Volvió a saludar y ellas le respondieron:
-¿Qué te
trae por aquí, Nehry Bugam?
-Si me
abrís paso os contaré mi historia -les contestó.
Empezaron
a abrirse y él pasó rápidamente entre ellas con sus animales. Se cerraron de
golpe al darse cuenta de que ya casi había recorrido el camino y sólo pillaron
el rabo de la camella joven.
Siguieron
caminando día y noche hasta llegar a la comarca donde habitaba la familia de
sus tíos.
Rogó a
Dios que le encaminara hacia una persona que pudiese darle información sobre lo
que ocurría en aquel lugar. Tuvo suerte y se encontró al pastor de su tío,
quien le contó todo sobre la comarca y el problema de la serpiente de siete
cabezas. Por su culpa ya no quedaban doncellas y al día siguiente iba a serle
entregada la última, la hija del jefe de la comarca.
Después
de escuchar atentamente las explicaciones del pastor, Nehry Bugam le dijo:
-Voy a
confiarte un secreto, que no debes decir a nadie. Mira esta sortija. Sólo
tienes que colocarla en el tazón donde cada noche toma la leche la hija del
jefe. Te aseguro que nada malo va a ocurrirle.
El
pastor le prometió no contárselo a nadie y cogió la sortija que Nehry Bugam le
entregaba. Por la noche la puso dentro del cuenco antes de llenarlo de leche y
llevárselo a Dayesmus.
Cuando
ésta hubo acabado de beber la leche vio la sortija y la cogió con gran alegría.
En seguida adivinó que su primo se hallaba cerca, pues su madre le había
contado con frecuencia la historia de su familia y que ambos poseían una
sortija idéntica.
Fue a
ver a su madre y le dijo:
-Madre
querida, dame todas mis joyas, pues quiero arreglarme bien...
La buena
mujer empezó a llorar y entre sollozos dijo:
-¿Cómo
quieres estar hermosa si mañana te van a sacrificar?
-No te
preocupes, madre -le dijo con mucho cariño.
A la
mañana siguiente Nehry Bugam fue al encuentro de la gran serpiente. Cuando
llegó a su guarida la saludó y ella le contestó:
-¡Bienvenido,
Nehry Bugam! ¿Qué te trae por aqui?
-Vengo
de muy lejos atraído por tu fama. Sólo tengo un deseo: poseer una de tus
cabezas.
Tras
unos momentos de reflexión, respondió:
-Pues
córtala.
Cuando
la hubo cortado le dio las gracias y se alejó. De repente se detuvo pensativo y
volvió de nuevo hacia la serpiente. Le dijo:
-He
pensado que una cabeza no es suficiente. La gente no va a creer que has dejado
que te la corte así, por las buenas.
Después
de unos momentos de silencio la serpiente accedió a que le cortase otra
cabeza.
Así lo
hizo Nehry Bugam. Como vio que la serpiente iba debilitán-dose por la mucha
sangre que perdía, pensó que aquella era su única oportunidad para vencerla y
empezaron a luchar. Tras un mortal enfrentamiento, Nehry Bugam consiguió
cortarle las restantes cabe-zas y así acabó con ella.
Buscó un
lugar adecuado donde poder esconder las siete cabezas y encontró una enorme
roca, que sólo podían levantar cuarenta hombres, y metió debajo de ella las
cabezas cortadas. Luego arrojó el resto de la serpiente sobre la copa de un
árbol.
Momentos
después apareció Dayesmus, más hermosa que nunca, acompañada por algunos
notables del frig, quienes al no ver
a la serpiente por ninguna parte se miraron sorprendidos, mientras la doncella
lo observaba todo tranquilamente.
Empezaron
a buscar por los alrededores y al rato descubrieron los restos de la serpiente
encima de la copa de un árbol y fueron corrien-do y cantando de alegría a
explicarlo a todos los habitantes del frig.
La
comarca entera se dispuso a celebrar la muerte de la serpiente y el fin de sus
preocupaciones, organizando grandes festejos.
Todo el
mundo se preguntaba quién habría tenido la audacia de enfrentarse a un animal
tan peligroso. Muchos jóvenes y hombres se adjudicaban el mérito y cada cual
daba su propia versión de los hechos. Pero había un problema, no había
aparecido ninguna de las siete cabezas de la serpiente.
El jefe de
la comarca dijo que sólo reconocería como autor de la hazaña a quien le
entregara las siete cabezas. Y, además, concedería la mano de su hija, la
bella Dayesmus, a tan valiente hombre.
Nehry
Bugam, ante el alboroto que se organizó después de las palabras de su tío, dijo
que las siete cabezas se hallaban debajo de una gran roca y que quien
consiguiera levantarla demostraría que era el verdadero autor de los hechos.
Se
dirigieron todos hacia allá y, tras infructuosos esfuerzos, muchos hombres se
dieron por vencidos, pues la roca no se había movido de su lugar. Nadie había
conseguido levantarla.
El jefe
de la comarca dijo entonces:
-Sólo
hay una persona capaz de mover esta roca, si es que ha llegado ya. Es Nehry
Bugam, el hijo de mi hermano.
Al oír
su nombre se dirigió el joven hacia la roca, la levantó y debajo de ella
aparecieron las siete cabezas cortadas a la serpiente.
Inmediatamente
se iniciaron los preparativos para celebrar la boda de Dayesmus con el valiente
Nehry Bugam.
Las
fiestas duraron siete días y siete noches y, al finalizar éstas, Nehry Bugam
expresó a su tío el deseo de partir con su esposa hacia la casa de sus padres,
a quienes había dejado viejos y solos, y hacía mucho tiempo que no tenía
noticias suyas.
Su tío
intentó disuadirle, recordándole los peligros que tendría que volver a pasar, y
muchos otros que podrían aparecérsele de impro-viso. Pero Nehry Bugam logró al
fin convencerle de que nada malo les sucedería a él ni a su esposa, pues había
demostrado sobrada-mente su valentía.
Una vez
acabados los preparativos del viaje emprendieron el camino acompañados de los
siete animales adiestrados. Nehry Bugam sólo tenía un temor, que alguno de los
muchos hombres que querían casarse con su mujer, pues era famosa por su
belleza, intentara arrebatársela. Por ello le explicó a Dayesmus que si eran
atacados por un gazi, sólo debía
preocuparse si éste estaba formado por jinetes expertos.
Unos
días más tarde apareció el primer grupo de asaltantes, pero eran todos muy
jóvenes e inexpertos y los fue derrotando uno tras otro, hasta vencerlos a
todos sin ninguna dificultad.
Al día
siguiente, mientras continuaban su camino, apareció otro gazi. Pero esta vez fue muy difícil la lucha, pues estaba formado
por hombres muy expertos. Consiguieron vencerle y, maltratado y herido, lo
llevaron ante su mujer, a quien secuestraron.
Se quedó
solo, con la única compañía de sus siete animales, quienes se encargaron de
cuidarle. El perro usaba su olfato para encontrar comida y le lamía las
heridas. El cuervo le traía jalmas [1]
y al mismo tiempo le extraía los restos de bala. La camella joven le
desinfectaba las heridas orinándose en ellas.
Empezó a
escasear la comida y el avestruz le dijo:
-Sacrifícame
y con mi carne y mi grasa te fortalecerás y lograrás restablecerte
completamente.
Nehry
Bugam amaba infinitamente a sus animales y se negó a hacer lo que le decía el
avestruz. Pero tanto y tanto insistió que al final, con gran dolor, decidió
sacrificarlo.
Y así
empezó a recuperarse rápidamente, comiendo la carne del avestruz y bebiendo su
grasa, que usaba también como ungüento para sus heridas.
Transcurridos
siete días estaba completamente restablecido e inició los preparativos para
salir en búsqueda de su amada.
Guiado
por el olfato de su perro y el sentido de orientación de su cuervo, consiguió
llegar a un frig por el que había
pasado el gazi que raptó a su esposa.
Allí le
informaron que no la habían devuelto a su familia, sino que la habían entregado
como trofeo al jefe de una comarca, que era viejo y muy poderoso, y al que
todos temían, y que éste se había casado con ella.
Siguieron
su camino y al acercarse a otro frig
el perro, guiado por su olfato, le dijo:
-Aquí
tampoco está.
Y
continuaron su búsqueda.
Durante
varias semanas siguieron su pista y pasaron por cinco frigs, pero no se hallaba en ninguno de ellos: Cuando se acercaban
de nuevo a otro frig, el perro y el
cuervo le avisaron de que se encontraba allí, prisionera y casada con el viejo
y poderoso jefe.
Nehry
Bugam empezó los preparativos para atacarlos al día siguiente. Al amanecer
entró por sorpresa y mató en primer lugar al viejo. Luego arrasó todo el frig, rescató a su mujer y se la llevó
llorando de alegría.
Los
hombres del gazi llegaron al frig y, al encontrar a su jefe muerto y
no ver por ninguna parte a Dayesmus, salieron en su per-secución.
Ella
había sufrido mucho durante su cautiverio y se encontraba muy débil. Le
confesó a su marido que antes de caer de nuevo en manos de esta gente tan cruel
se mataría. Por ello, cada vez que veían el gazi
a lo lejos los camellos gritaban, el perro ladraba y el caballo relinchaba
para que acelerasen la marcha.
Por fin
los hombres del gazi lograron
alcanzarlos y Nehry Bugam volvió a enfrentarse a ellos. Después de un durísimo
combate logró vencerlos y pudieron continuar su viaje.
Llegaron
de nuevo a las montañas que se juntaban y separaban. Nehry Bugam las saludó y
ellas le respondieron:
-¿Qué
haces tú aquí otra vez?
Nehry
Bugam les relató toda su historia y les suplicó que no mataran a su bella
esposa y los dejaran pasar. Las montañas, al contemplar la hermosura de
Dayesmus, se apartaron admiradas.
Más
tarde llegaron al uad lleno de
serpientes y ocurrió lo mismo.
Por fin
llegaron donde estaban los padres de Nehry Bugam, quienes los recibieron con
mucha alegría y organizaron grandes fiestas en su honor.
Nehry
Bugam se curó tras recobrar a su amor perdido y se convirtió en uno de los
hombres más felices del mundo.
051 Anónimo (saharaui)
[1] Jalma: Animal pequeño que vive entre el pelo del camello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario