En la antigüedad, un
rey de Tartaria estaba paseando con algunos de sus nobles. Al lado del camino
se encontraba un Abdal (un sufí errante), quien exclamó:
-Le daré un buen
consejo a quienquiera que me pague cien dinares.
El Rey se detuvo y
dijo:
-Abdal, ¿cuál es ese
buen consejo que me darás a cambio de cien dinares?
-Señor -respondió el
Abdal, ordena que se me entregue dicha suma y te daré el consejo
inmediatamente.
El Rey así lo hizo,
esperando escuchar algo extraordinario.
El sufí le dijo:
-Este es mi consejo:
nunca comiences nada sin que antes hayas reflexionado cuál será el final de
ello.
Ante estas palabras,
los nobles y todos los presentes estallaron en carcajadas, diciendo que el Abdal
había sido listo al pedir el dinero por adelantado. Pero el Rey dijo:
-No tienen motivo para
reírse del buen consejo que este Abdal me ha dado. Nadie ignora que deberíamos
reflexionar antes de hacer cualquier cosa. Sin embargo, diariamente somos culpables
de no recordarlo y las consecuencias son nefastas. Aprecio mucho este consejo
del derviche.
Así, el Rey decidió
recordar siempre el consejo y ordenó que fuese escrito en las paredes con
letras de oro, e incluso grabadas en su vajilla de plata.
Poco después, un
intrigante concibió la idea de matar al Rey. Sobornó al cirujano real con la
promesa de nombrarlo primer ministro si clavaba una lanceta envenenada en el
brazo del Rey. Cuando llegó el momento de extraer sangre al Rey, se colocó una
jofaina para recoger la sangre. De repente, el cirujano vio las palabras
grabadas allí: Nunca comiences nada sin que antes hayas reflexionado cuál será
el final de ello. Fue entonces cuando el cirujano se dio cuenta de que, si el
intrigante se convertía en rey, lo primero que haría sería ejecutarlo, y así no
necesitaría cumplir su compromiso. El Rey, viendo que el cirujano estaba
temblando, le preguntó que le ocurría, y éste le confesó la verdad
inmediatamente.
El autor de la intriga
fue capturado; el Rey reunió a todas las personas que habían estado presentes
cuando el Abdal le dio el consejo, y les dijo:
-¿Todavía se ríen del
derviche?
006. anonimo (arabe-sufi)
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