Había un gorrión
minúsculo que, cuando retumbaba el trueno de la tormenta, se tumbaba en el
suelo y levantaba sus patitas hacia el cielo.
-¿Por qué haces eso?
-le preguntó un zorro.
-¡Para proteger a la
tierra, que contiene muchos seres vivos! -contestó el gorrión-. Si por
desgracia el cielo cayese de repente, ¿te das cuenta de lo que ocurriría? Por
eso levanto mis patas para sostenerlo
-¿Con tus enclenques
patitas quieres sostener el inmenso cielo? -preguntó el zorro.
-Aquí abajo cada uno
tiene su cielo -dijo el gorrión-. Vete... tú no lo puedes comprender...
133. anonimo (turquia)
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