184. Cuento popular castellano
San Blas andaba pidiendo limosna y
llamó una noche en una casa -que le recogieran por aquella noche. Y la mujer de
la casa donde pidió no le quería recoger porque no estaba su esposo. Mas luego
vino el esposo, y le recogieron. Y le dijeron que podía dormir en un rincón.
Estaba la mujer haciendo cena de
gusto. Y por no darle al pobre, retiró la cena, y no cenaron.
Mas a medianoche se puso la señora
enferma, que se ahogaba de la garganta. Y el esposo pidió auxilio al pobre, que
le auxiliara, que se le ahogaba la esposa:
-¡Auxilio, señor, auxilio, que se me
ahoga la esposa!
Mas el pobre le dijo:
-¡No tenga miedo! En lo que esté yo
aquí, su esposa no se muere.
Mas luego fue el pobre a la cabecera de
la cama y la dijo a la sañora:
-Diga ustez conmigo:
«San Blas bendito pidió posada. La
cena hecha y no cenada.»
-San Blas bendito pidió posada. La
cena hecha y no cenada.
-Otra vez diga ustez:
«San Blas bendito pidió posada. Laa
cena hecha y no cenada.»
-San Blas bendito pidió posada. La
cena hecha y no cenada.
-¡Otra vez!
-San Blas bendito pidió posada. La
cena hecha y no cenada.
Y ya se le quitó lo de la garganta. Y
entonces le dijo el pobre al esposo:
-Yo soy San Blas bendito. Esto le ha
sucedido a su esposa por guardar la cena y no cenarla por tener cena de gusto y
no querer darme de cenar. Le ha venido ese castigo para que no lo vuelvan a
hacer.
Fuentelapeña,
Zamora. 2
de mayo, 1936.
Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo
058. anonimo (castilla y leon)
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