Un
sufí visitó cierta vez a un rey para aconsejarle sobre cuestiones
de estado y los dos se hicieron buenos amigos. Al cabo de unos meses
el sufí dijo:
-Ahora
debo continuar mi camino para trabajar en privado entre la gente más
modesta de tu reino, vivir en la pobreza y a muchos kilómetros de
aquí. El rey lo instó a que se quedase, pero el sufí le aseguró
que tenía que cumplir con su deber.
-¿Cómo
permaneceré en contacto contigo? -preguntó el rey.
El
sufí le entregó una carta y dijo:
-Si
alguna vez recibes noticias increíbles sobre las frutas de tal y tal
provincia, abre esto. Entonces mi trabajo habrá concluido y a ti te
quedará algo por hacer.
El
sufí viajó a su destino y vivió allí como un hombre del lugar,
llevando a cabo sus funciones de acuerdo con la ciencia derviche.
Algunos años después, cierto hombre, pensando que el sufí tal vez
tenía una cantidad de dinero acumulada, le mató; pero todo lo que
encontró fue un paquete cuyo envoltorio decía: «Semillas de
manzanas gigantes». Sembró las semillas y al cabo de un tiempo,
sorprendentemente breve, su jardín se llenó de manzanos que daban
frutas tan grandes como la cabeza de un hombre. La gente empezó a
reverenciar al asesino por creerlo un hombre santo; ya que, ¿quién
podría llenar su huerto en cuestión de días, en pleno invierno, de
árboles que produjesen frutas de semejante tamaño? Sin embargo, el
asesino no se daba por satisfecho con esta adulación, y reflexionó:
«Si no conseguí dinero del hombre que asesiné, ésta es mi
oportunidad. Llevaré las manzanas al rey y sin duda él me
recompensará.» Después de muchas dificultades fue llevado ante el
monarca y dijo:
-Majestad,
traigo en un cesto una manzana del tamaño de la cabeza de un hombre
la cual he cultivado en pocos días, en pleno invierno en tal y tal
provincia -dijo el asesino.
Al
principio el rey se maravilló del tamaño de la manzana; luego
recordó la carta del sufí. Pidió que se la trajesen de la cámara
del tesoro donde había sido guardada y la abrió. La carta decía:
«El hombre que cultiva manzanas gigantes, por grande que sea el
respeto que haya conseguido con ello, es mi asesino. Que ahora se
haga justicia.»
0.187.1
anonimo (asia) - 065
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