Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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lunes, 5 de enero de 2015

Manzanas gigantes

Un sufí visitó cierta vez a un rey para aconsejarle sobre cuestiones de estado y los dos se hicieron buenos amigos. Al cabo de unos meses el sufí dijo:
-Ahora debo continuar mi camino para trabajar en privado entre la gente más modesta de tu reino, vivir en la pobreza y a muchos kilómetros de aquí. El rey lo instó a que se quedase, pero el sufí le aseguró que tenía que cumplir con su deber.
-¿Cómo permaneceré en contacto contigo? -preguntó el rey.
El sufí le entregó una carta y dijo:
-Si alguna vez recibes noticias increíbles sobre las frutas de tal y tal provincia, abre esto. Entonces mi trabajo habrá concluido y a ti te quedará algo por hacer.
El sufí viajó a su destino y vivió allí como un hombre del lugar, llevando a cabo sus funciones de acuerdo con la ciencia derviche. Algunos años después, cierto hombre, pensando que el sufí tal vez tenía una cantidad de dinero acumulada, le mató; pero todo lo que encontró fue un paquete cuyo envoltorio decía: «Semillas de manzanas gigantes». Sembró las semillas y al cabo de un tiempo, sorprendentemente breve, su jardín se llenó de manzanos que daban frutas tan grandes como la cabeza de un hombre. La gente empezó a reverenciar al asesino por creerlo un hombre santo; ya que, ¿quién podría llenar su huerto en cuestión de días, en pleno invierno, de árboles que produjesen frutas de semejante tamaño? Sin embargo, el asesino no se daba por satisfecho con esta adulación, y reflexionó: «Si no conseguí dinero del hombre que asesiné, ésta es mi oportunidad. Llevaré las manzanas al rey y sin duda él me recompensará.» Después de muchas dificultades fue llevado ante el monarca y dijo:
-Majestad, traigo en un cesto una manzana del tamaño de la cabeza de un hombre la cual he cultivado en pocos días, en pleno invierno en tal y tal provincia -dijo el asesino.
Al principio el rey se maravilló del tamaño de la manzana; luego recordó la carta del sufí. Pidió que se la trajesen de la cámara del tesoro donde había sido guardada y la abrió. La carta decía: «El hombre que cultiva manzanas gigantes, por grande que sea el respeto que haya conseguido con ello, es mi asesino. Que ahora se haga justicia.»


0.187.1 anonimo (asia) - 065

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