Eran compadres el quirquincho y el zorro y andaban
rodando tierra. Andaban a pie y tenían que encabalgarse. Vieron llegar una
tropilla de yeguarizos y le dijo el quirquincho al zorro que tenían que enlazar
un potro cada uno, y se prepararon. El quirquincho, hizo una cueva, medio
torcida, con caracoles, y el zorro, derecho no más. Y armó el lazo el
quirquincho y el zorro le echó los yeguarizos a una manga que había áhi. Enlazó
el potro y se metió en la cueva. Pegó una estirada el potro, que cuasi se mató,
pero ya lo agarraron y lo tuvieron para cabalgar. Y que le dice al zorro:
Y echó el quirquincho los yeguarizos y
el zorro enlazó, ¡amigo!, y se metió en la cueva. El potro era malísimo y se
echó a corcoviar y disparar, y lo sacó al zorro como una bala' a la rastra. Claro, como el zorro hizo la
cueva derecha, no tenía ande hacer pie. Y ahí lo llevó arrastrando por medio de
las espinas, y las ramas y las piedras. Y el quirquincho gritaba:
A los tiempos se juntaron, y tuavía andaba el zorro
lastimado, machucado, revolcado entero. Y que le dice el quirquincho:
-L'iba dando lazo, compadre. Pero... ¡Y
el lazo, ése, no se cortaba! Y mire, vea, el animal, ése, al fin me arrastró
porque era más fortacho qu'el que a usté le tocó.
Juan Lucero, 67 años. El
Durazno, Pringles. San Luis, 1952.
Cuento 260. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
No hay comentarios:
Publicar un comentario