Dice que eran dos amigos, el peludo y el zorro. El zorro
siempre ha sido habilidoso y siempre encuentra comida, pero una vez pasaba
hambre. El quirquincho, en cambio, consiguió cosas para comer.
En aquellos tiempos viajaban carretas
con mercaderías de Buenos Aires a la campaña y
de la campaña a Buenos Aires .
El quirco
cuando vio que venían unas carretas fue y se puso en unas vuellas
del camino.
Esperó que pasaran las tres carretas primeras y fue y se puso en la vuelta, y
cuando fue a pasar la rueda inchó el lomo y volcó la carreta.
El carretero entró a gritar a los
compañeros para que le ayuden a levantar la mercadería. Mientras tanto el
peludo entró a retirar mercaderías y quesos y fiambres, y a esconderlas y a
acarriar a su casa.
Al otro día llegó el zorro a la casa del peludo, y 'taba
lleno de todo el peludo. Y el zorro se moría di hambre, y entonce le dice el
quirquincho que lu iba a envitar y lu entró a envitar. Y al zorro almirado
l'izo el cuento de cómo tenía tanta
comida. Y entonce le dice el zorro que pórque no li avisaba cuando vinieran las
carretas para hacer lo mismo. El quirquincho le dijo que cómo no.
Al poco tiempo, no más, venían las carretas. Le dice el
peludo al zorro cómo tenía qui hacer, que se pusiera en la penúltima carreta y
él se iba a poner en la última. Que se pusiera bien metido en la vuella. Y
cuando llegara la rueda que hinchara el lomo. Y que él, al mismo tiempo, lo
haría igual. Pero el peludo voltió la carreta y el zorro, cuando quiso hinchar
el lomo, lo aplastó la rueda y lo dejó áhi, para todo el viaje.
Entonce el peludo acarrió las
mercaderías que pudo. Y después recogió el cadáver de su compañero, y le sacó
una patita, y hizo una flauta, un pito, para recuerdos de él. Y el peludo
silbaba con la flauta que había hecho de la pata del zorro. Entonce le avisó a los parientes del finau zorro, la muerte del compañero.
Bonifacio Díaz, 67 años.
Las Cuevas. Las Heras. Mendoza ,
1951.
El narrador oyó contar
este cuento en Mendoza
a su abuela, oriunda de Chivilcoy, Provincia de Buenos Aires.
Cuento 299. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1 anonimo (argentina) - 033
No hay comentarios:
Publicar un comentario