Una vez un peludo convidó a un sapo a tomar vino y comer
queso ande había volcado una carreta. Al volcar la carreta habían quedado en el
camino quesos y pipas de vino que tráiba de carga. Esta carreta venía con una
tropa de carretas de las que antiguamente hacían el comercio, antes que
hubieran trenes. Comieron hasta llenarse y chuparon hasta quedar bien
borrachos.
Cuando 'taban bien mamados, vieron que se les había acabáu el vino y no sabían di ande sacar más. Entonces le contó el quirquincho bola al sapo que él había hecho volcar la carreta, que si había puesto en la güella, cuando vio que venía una tropa de carretas, que cuando fue a pasar una carreta él hinchó el lomo con mucha juerza, ande daba una de las ruedas, y la carreta volcó. Que se cayó toda la carga, y que mientras los hombres volvían a cargar, él iba escondiendo quesos y pudo tapar con yuyos unas pipas de vino. Entonces dijo el sapo que él iba hacer lo mismo.El quirquincho bola y el sapo 'taban conversando a la orilladel
camino y comiendo lo último que quedaba, cuando vieron que venía una tropa de
carretas. Áhi no más se acomodó el sapo en la güella. El mataco lo quería
convencer que no se ponga, que él no iba a resistir, pero como 'taba tan mamáu el sapo no hizo juicio y
se puso no más.Pasó la carreta, que era tan pesada, y la rueda lo
aplastó al sapo, y claro, ni se tambalió siquiera.Por eso todos los sapos son con esa
figura de animal aplastado, porque desde entonces quedaron así, aplastados.
Gabriela Romero, 64 años. El Sauce. Chacabuco. San Luis, 1950.
Campesina. Buena narradora.
Posiblemente éste es el cuento original que explica el aspectodel
sapo y la dureza del
mataco cerrado en su caparazón.
Cuento 303. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
Cuando 'taban bien mamados, vieron que se les había acabáu el vino y no sabían di ande sacar más. Entonces le contó el quirquincho bola al sapo que él había hecho volcar la carreta, que si había puesto en la güella, cuando vio que venía una tropa de carretas, que cuando fue a pasar una carreta él hinchó el lomo con mucha juerza, ande daba una de las ruedas, y la carreta volcó. Que se cayó toda la carga, y que mientras los hombres volvían a cargar, él iba escondiendo quesos y pudo tapar con yuyos unas pipas de vino. Entonces dijo el sapo que él iba hacer lo mismo.El quirquincho bola y el sapo 'taban conversando a la orilla
Gabriela Romero, 64 años. El Sauce. Chacabuco. San Luis, 1950.
Campesina. Buena narradora.
Posiblemente éste es el cuento original que explica el aspecto
Cuento 303. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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