Se encontraron el zorro y el gallo. El zorro
no sabía cómo hacer para agarrarlo. Le preguntó al gallo cómo hacía para
dormir, y el gallo le preguntó al zorro cómo hacía él. Y el zorro se acostó, se
puso la cabeza entre las patas y cerró los ojos, y dormía. Después se despertó
y dijo al gallo:
El gallo se agachó, puso
la cabeza abajo de las alas. Entonces el zorro dio un salto y lo agarró y
disparó con el gallo en la boca. Pasó cerquita del
dueño del
gallo. Y el dueño empezó a gritar y a decir:
Antonio Liboa, 65 años.
Rancul. La Pampa , 1955.
Lugareño semiculto. Buen
narrador.
Cuento 48. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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