Es que
el zorro llegó un día a un gallinero ande 'taba un gallo, arriba di un árbol, y
le dijo que había salíu un decreto que ellos, los zorros, no podían hacer nada
a las aves, ni los perros a ellos tampoco. Eso le decía para engañarlo que se
bajara y comerlo. Y lo envitaba que se bajara, que él no le podía hacer nada. Y
claro, el gallo no le creía. Y tanto le decía el zorro que baje, que al fin el
gallo para librarse, ve que viene un hombre del sur, con perros, y le dice:
Y claro, el zorro ya si asustó y le
pregunta que de qué lau viene, y el gallo le dice que viene del norte. Y áhi no
más le dice el zorro:
Y tomó al sur, el zorro,
disparando, y áhi se encontró con los perros y el jinete, y ya lo volvieron
atrás. Y pasó cerca ande 'taba el gallo y le decía el gallo:
Elías Alcaraz, 51 años. Las Lomas
Blancas. Ayacucho. San Luis, 1948.
Campesino dedicado a la crianza de
ganado. Buen narrador.
Cuento 62. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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