Es que el zorro quería cazar el
gallo, y es que no podía porque el gallo se subía siempre arriba di un árbol,
cuantito lo devisaba al zorro. El zorro inventó llevarle el mensaje al gallo,
que él no lo podía comer. Le dijo que había salíu un decreto del gobierno
diciendo que los zorros no podían hacerle daño a ninguna ave, ni a gallinas, ni
a nada, y que al contrario, las tenían que cuidar. Le dijo que tampoco los
perros le podían hacer nada a los zorros, bajo ni nguna forma. Y que se hacía,
el zorro, que leía en un papel ese decreto nuevo que había salido. Y entonce le
dice el zorro al gallo que se bajara para que anduvieran juntos, de compañeros,
que iban a ser muy amigos, y que él lo iba a cuidar para que naide lo ofendiera,
ni le hiciera daño.
Tuvieron mucho rato conversando, y
el zorro dele decirle al gallo que se baje. Entonce, al final, el gallo le
contesta que ya se va a bajar, porque 'taba mirando que venía un campero con
unos cuanto perros cazadores. Entonce el zorro le dice que si era cierto que
venían, que no lo engañara. Y el gallo le dice:
-No tenga cuidado, señor Zorro,
puesto que estamos bajo el decreto del gobierno nada le ha de suceder.
A todo esto llegan los perros, lo
ven al zorro y lo sacan corriendo. Y lo empiezan a hacer dar vueltas al zorro
alrededor del monte.
Y el gallo le gritaba al zorro:
Y el zorro le dice:
Marcelino Martínez, 66 años. San
Martín. San Luis, 1931.
Modesto hacendado rural. Buen
narrador.
Cuento 60. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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