Estaba un loro arriba de un árbol
cuando llegó don Juan, ¿no?, este picaresco. Este animal se lo quería, este,
comer al loro, en una palabra. Entonce mostrandolé un papel, le dice:
-Sí, dice, acá han sacado un
decreto en que todos los animalitos del bosque tenemo que quererno, tenemo que
amarno. Tenemo que ser hermano, en una palabra. Así que bajesé, leremos el
decreto.
-Acá, dice, todos los animalitos
del bosque tenemo que quererno, tenemo que amarno y ser como hermano.
Y bueno, así 'taban, que sí, que
no, cuando en un repente, atrás se sintió un rugido. Claro, miró pa atrás el
zorro. ¿Qué era? El tigre que venía despacito, atrás del zorro. ¡Qué! Cuando lo
vio al tigre salió como vendiendo almanaque. Claro, imaginesé, usté, ¿no?, el
tigre atrás. Y el loro allá arriba, lo miraba al zorro que iba disparando, y
le decía:
Antonio Salúm, 31 años. La Paz. Entre Ríos, 1970.
Nativo de la comarca. Tiene gran
vocación de narrador y conoce numerosas narraciones populares.
Cuento 72. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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