El sapo se llamaba Bartolo.
El tigre andaba con las intenciones de comerse
al zorro, pero no podía conseguir. Un día que lo encuentra en el campo, lo
corretió. Y el zorro logró escaparse, meterse en un agujero. Entonces, como el tigre
no podía entrar en el agujero para sacar el zorro, le recomienda a Bartolo que
se ponga en la puerta, de guardia, cuidandoló para que no se escapara el zorro
y venga gente para horadar la roca y poder sacarse el zorro. Y el tigre se fue.
Bueno... Ya cansado el
zorro y muerto de hambre, y el sapo también muerto de hambre áhi, porque había
hecho mucho tiempo que 'taba áhi de guardia, el zorro pícaro le dice:
Y cuando vuelve el tigre se enoja porque el
zorro no está y el pobre Bartolo se estaba limpiando los ojos llenos de tierra.
Abdón Castro Tolay, 67
años. Humahuaca. Jujuy ,
1968.
El narrador, nativo de la Quebrada de Humahuaca,
gran conocedor de la puna jujeña, donde ha enseñado (maestro intuitivo), y ha
realizado una obra extraordinaria. En este momento es intendente del pueblo de Humahuaca.
En
otras regiones del país, el centinela que el tigre deja cuidando al
zorro es el carancho y no el sapo.
Cuento 109. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
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