Érase una mujer que se
llamaba Francisquita, y un buen día se lamentaba de esta manera: «¡Dios mío! Si
yo tuviera una vaquina de leche, sería la mujer más feliz del mundo. ¡Quién me
vería a mí cuidar a la mi vaquina!».
En esto pasó por allí
Jesucristo y le dijo:
-Vete para tu casa,
Francisquita, que allí tienes lo que deseas.
Francisquita fue
corriendo para su casa y se encontró con una vaquita pinta y un jatín a su
lado.
Al otro día volvió a
pasar por allí Jesucristo y le preguntó:
-¿Estás contenta,
Francisquita?
-Sí, Señor; pero...
pero...
-¿Pero qué?
-¡Nada, Señor! Si yo
tuviera una casina propia, ¡qué feliz sería!
-Bueno, mujer, ya tienes
lo que deseas.
Y Jesucristo le dio la
casa; y al día siguiente le preguntó si estaba contenta., Y ella le dijo:
-Sí, Señor; pero...
pero...
-¿Pero qué?
-¡Nada! Que todas mis
vecinas andan tan guapamente vestidas; si yo tuviera un vestidín para ir a la
romería ¡me volvía loca de contenta! ¡Cómo me luciría en él bailando al son de
la gaita!
-Anda, vete a tu casa,
que allí tienes lo que deseas.
A Francisquita le gustó
mucho el vestido, y al día siguiente le preguntó Jesucristo:
-¿Estás contenta,
Francisquita?
-Sí, Señor; pero...
pero...
-¿Pero qué? ¿Acabarás de
una vez?
-Si yo tuviese algunas
gallinas pondrían muchos huevos y...
-Vete a tu casa, que allí
tienes lo que deseas. Y Francisquita se encontró con un rebaño de gallinas que
daba gloria verlas. Pero todavía no se contentó con esto; al día siguiente le
preguntó Jesucristo:
-¿Estás contenta,
Francisquita?
-Sí que lo estoy; pero...
pero...
-¿Pero qué? ¿Es que no te
contentas nunca?
-Sí, Señor; pero verá
usted: ya tengo una vaquina, una casina nueva, un vestidín flamante y un rebaño
de gallinas; ¡pero estoy tan sola, tan sola!
¡Todas se casan!...
-Bueno; yo haré que
encuentres un buen mozo que se case contigo.
Y al poco tiempo se casó
con el alcalde del pueblo. Y le preguntó Jesucristo:
-¿Estás contenta ahora,
Francisquita?
-Yo
no soy Francisquita,
ni
soy Francisqueta,
¡que
soy la alcaldesa!
100. anonimo (asturias)
No hay comentarios:
Publicar un comentario