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martes, 13 de enero de 2015

La manzana de oro

El príncipe reemprendió su marcha hasta llegar al castillo.
Reinaba en él una intensa actividad, pues todo el mundo -señores y criados- preparaba la Navidad. En aquel entonces, la gente predisponía su ánimo para celebrar la gran fiesta. Así, señores y cocineros, damas y doncellas, cada uno a su manera, se afanaban para que el exterior brillara tanto como el interior.
El príncipe fue a ver a su hermana a sus habitaciones. La encontró presa de gran agitación: al limpiar su estatuilla favorita, la había dejado caer sin querer. El príncipe vio la figurita rota que yacía a sus pies y miró a su hermana.
-No te disgustes -le dijo. Te regalaré una manzana de oro que simboliza la Tierra y encierra todas sus leyes. Nunca podrás romperla.
Un poco más tranquila, la princesa volvió a su tarea y, al poco, el palacio quedó listo para recibir la Navidad.


0.999.1 anonimo cuento - 064

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