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domingo, 4 de enero de 2015

El hombre que hizo de un oso su preferido

Un hombre bueno, viendo que una serpiente atacaba a un oso, fue a socorrerlo y lo liberó de la serpiente. El oso fue tan sensible a la bondad que había demostrado el hombre con él, que le siguió por dondequiera que fue y se hizo su esclavo fiel, protegiéndole de cualquier cosa que le molestara. Un día, el hombre estaba durmiendo y el oso, de acuerdo con su costumbre, estaba sentado a su lado, espantando las moscas. Las moscas se volvieron tan persistentes en sus molestias que el oso perdió la paciencia y, agarrando la piedra más grande que pudo encontrar, se la arrojó con la intención de matarlas, pero, desafortunadamente, las moscas escaparon y la piedra cayó sobre la cabeza del durmiente, aplastándola. La moraleja es: «No te hagas amigo de los tontos».


0.187.1 anonimo (asia) - 065

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