Páginas

viernes, 31 de agosto de 2012

Un ciempies en la zapateria


Aquel año las fiestas de Gusanolandia iban a celebrarse con gran esplendor y el ciempiés pensó que no podía presentarse como un pobretón. Así que se compró una capa de raso verde, bordada de margaritas. Muy ufano, pasó después por la zapatería.
Canuto Redondo, el dueño, se quedó atónito ante tan excepcional cliente y preguntó:
-Supongo que el señor querrá un buen par de zapatos para sus pies delanteros...
-Para todos los pies, amigo mío, para todos los pies.
Canuto Redondo nunca había trabajado tanto, yendo y viniendo a las estanterías, subiéndose a la escalera para bajar cajas de zapatos...
Y sucedió que el Ciempiés se fue elegantísimo y bien calzado; pero Canuto Redondo, poco después, ponía este cartel en la puerta de la tienda:
"Cerrado por falta de existencias."

999. Anonimo

1 comentario: