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miércoles, 1 de agosto de 2012

Kikishó, el vendedor de gorriones


Había una vez, hace mucho mucho tiempo, un bufón japonés llamado Kikishó. Todos lo conocían, la buena gente del pueblo se divertía con sus gracias, pero los malvados, especialmente los avariciosos, le tenían miedo. Una vez Kikishó amarró un par de hermosos faisanes a una caña de bambú y se quedó rondando la casa de un conocido tacaño, a la vez que proclamaba:
-Gorriones, gorriones, ¿quién quiere gorriones? Doce por un escudo.
Cuando el tacaño escuchó lo que decía Kikishó, se frotó las manos de contento:
-Ese imbécil no sabe siquiera distinguir un faisán de un gorrión. Listo, voy a comprarle sus gorriones, así podré comer algo bue­no para toda una semana. Y sólo por un escudo.
Y así fue. Salió de su casa, llamó a Kikishó, le entregó un es­cudo y le dijo:
-Anda, dame esos gorriones.
-Aquí están, distinguido señor -respondió Kikishó alegre­mente mientras sacaba, de una bolsa que llevaba en bandolera, una docena de gorrioncitos muy delgaduchos que le entregó al tacaño.
El avariento se quedó pasmado y Kiskihó se fue a toda carre­ra con sus faisanes.

040. anonimo (japon)

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