Páginas

viernes, 15 de junio de 2012

El herrero nájar


83. Cuento popular castellano

Cuando San Pedro andaba por el mundo, tuvo necesidaz de ir en casa del herreno Nájar a echar una herradura al burro. Luego, después que le herró, le dijo que pediría tres cosas. El he­rrero pidió: la primera, el que se sentara en un asiento, no se podría levantar sin su permiso; la segunda, el que le ayudara a machacar una reja, no podría dejarlo sin él mandarlo; la terce­ra, el que se entrase en la fragua no podría marchar hasta que él no lo mandara.
El herrero no tenía qué comer y estaba aburrido. Fue a un río a tirarse a ahogar. Se le presentó el diablo vestido de caballero y le dijo:
-Pero, ¡hombre! ¿Qué vas a hacer?
-No tengo qué comer y me tiro a ahogar.
-No te tires. Yo te daré lo que pidas -con una condición: que me tienes que vender el alma dentro de un año.
Y el herrero aceptó. Se pasó un año. Y el herrero no se presen­taba en el infierno. Ya mandó el diablo a buscarle y le dijo que cómo no cumplía su palabra. Y el herrero contestó:
-Siéntate un momento, y iremos juntos.
Mientras calentó una barra y empezó a quemar al diablo. El diablo quería escapar; pero no pudo. Y le decía:
-Herrero, ¡déjame, que yo no te llevo!
Le dejó marchar. Y al día siguiente mandó a otro diablo a por el herrero. Y le dice:
-¿Cómo has hecho eso?
-Yo no quería ir con aquél. Quería ir contigo. Ayúdame a machacar esta reja, y luego iremos.
Y empezó a quemarle lo mismo que al otro. Y el diablo decía:
-¡Déjame, herrero, que no te llevo! Marchó. Y al tercer día fue otro y le dice:
-¿Cómo hiciste eso con mis amos, que no quisiste ir?
-No quería ir con ellos. Entra en la fragua, y luego iremos juntos.
Entró en la fragua, y el herrero empezó a quemarle en la cara y en las manos. Y el diablo decía:
-¡Déjame, herrero, que ya no te llevo!
Le dejó marchar. Al poco tiempo el herrero cayó enfermo y murió. Fue a la puerta del cielo, y le dice San Pedro:
-Vete de aquí, hombre, que vendiste tu alma al diablo y ahora quieres entrar en el cielo.
Se marchó el herrero al infierno. Le ve el diablo y dice:
-Cerrad la puerta, que viene el herrero Nájar. Fue un diablillo muy curioso y dijo:
-Yo quiero verle.
Asomó la cabeza por la ventana, y el herrero le arrancó la nariz. Y entonces los diablillos dijeron:
-¡Que no entre, que no le queremos!
Volvió el herrero donde estaba San Pedro. Y le dice San Pe­dro:
-Pero, ¿no te he dicho que tú no puedes entrar aquí? Y él contesta:
-¡Allá va mi gorra! ¡Donde entre mi gorra, entraré yo!
Y colorín colorete...

Quintana Díez de la Vega, Palencia. Narrador XVII, 18 de mayo, 1936.

Fuente: Aurelio M. Espinosa, hijo                                                            

058. anonimo (castilla y leon)

No hay comentarios:

Publicar un comentario