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sábado, 16 de junio de 2012

El comerciante y los monos

Un comerciante viajaba sobre un camello. Al mediodía decidió descansar a la sombra de una palmera. Pero antes quitó al camello la carga que llevaba. Luego se tendió en la hierba y se quedó dormido.
Cuando despertó, volvió a cargar su camello y entonces echó en falta los sombreros que llevaba en uno de los cestos. Era raro, pues por allí no había pasado nadie.
Sintió de pronto chillar y alzó la cabeza. En las ramas de la palmera gesticulaban varios monos, todos con sus correspondientes sombreros, en la cabeza.
-¡Vaya con estos imitadores! -se dijo. Y arrojó su sombrero al suelo y los monos hicieron lo mismo. Entonces recogió los sombreros y los puso en su cesto. Hecho esto, notó que la palmera tenía muchos cocos y decidió cobrarse la broma. No llevaba en sus alforjas más que un coco, el único que pudo alcanzar con las manos y lo arrojó al suelo. Inmediatamente los animalitos arrancaron hasta el último de los cocos y los arrojaron también al suelo.
De este modo el comerciante se fue con sus sombreros y una buena provisión de cocos, con los que pudo alimentarse en su largo viaje por el desierto.

 999. Anonimo,


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